Revisar los gastos
«Lo primero que uno tiene que hacer es mirar sus gastos», A menudo nos sorprendemos al descubrir suscripciones olvidadas o gastos innecesarios (¿cuántos de vosotros conocéis a alguien que aún paga el gimnasio y no va nunca?) que merman silenciosamente nuestro saldo bancario. Una revisión detallada de nuestras cuentas no solo revela estas fugas ocultas de dinero, sino que también sienta las bases para un ahorro efectivo. Identificar dónde se puede recortar es el primer paso crítico hacia una gestión financiera más saludable.
Dedicar tiempo a analizar nuestros estados de cuenta y comprender en qué se nos va el dinero es esencial.
No gastar más del 15% en ocio
establecer un límite de gasto en ocio que no exceda el “10% o 15% máximo de nuestros ingresos”. Este umbral no solo fomenta la disciplina financiera, sino que también promueve un balance entre el disfrute personal y la responsabilidad económica. Al asignar un presupuesto específico para el entretenimiento, nos aseguramos de no sacrificar nuestro bienestar financiero por momentos de diversión.
“La moderación es clave”. La reducción en gastos durante nuestro tiempo libre, como salidas a restaurantes, escapadas o, incluso, entradas al cine, pueden sumar un ahorro significativo a largo plazo.
Reflexionar bien antes de comprar
¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de “comprar por comprar”?. En la cultura actual, caracterizada por un consumo excesivo, la compra impulsiva se ha vuelto especialmente prevalente entre los jóvenes. Ruiz-Dotras menciona la mentalidad de los «yolos» (you only live once), que se inclinan a gastar sin considerar las consecuencias futuras. Esta actitud, aunque pueda parecer pasajera o inofensiva, puede tener efectos negativos y peligrosos a largo plazo, especialmente en la salud financiera.
«Pregúntate si realmente necesitas ese producto» Esta introspección es esencial para tomar decisiones de compra más conscientes y evitar el gasto innecesario.
Educación financiera
La educación financiera comienza (o debería) en el ámbito familiar y es fundamental para inculcar hábitos de ahorro saludables desde una edad temprana.
Establece objetivos de ahorro realistas
Tener unos objetivos de ahorro claros y alcanzables es crucial, La gente lo hace al revés: primero gasto y, después, de lo que me queda, ahorro. La recomendación es invertir esa lógica: primero establecer cuánto queremos ahorrar y luego ajustar los gastos restantes.
En ese sentido, Ruiz-Dotras aconseja la automatización del ahorro. Al recibir la nómina, lo ideal es automáticamente “separar una parte para ser constantes”, propone. Esta estrategia asegura que el ahorro no se vea comprometido por decisiones impulsivas de gasto a lo largo del mes.
Lograr ahorrar, a pesar de establecernos objetivos realistas, requiere un esfuerzo.